Florencia Balseiro nos postea un interesante artículo con el que meditar hasta que punto la publicidad se inserta en nuestras vidas y nuestra cultura.
Con más de 120 años de vida Coca-cola es una de las marcas más antiguas de la historia. A lo largo del tiempo ha conseguido que asociemos a su marca el color rojo, la felicidad, los osos polares y, sobre todo, la navidad. Suena a leyenda urbana pero lo cierto es que fue Coca-cola quien se encargó de darle a Papá Noel la imagen por la cual todo el mundo lo conoce hoy en día.
Parece ser que la tradición de Papá Noel se remonta al s. IV cuando un obispo llamado Nicolás empezó a hacerse famoso por su bondad con los niños. La imagen de Papá Noel era bastante incierta y cambiaba de país en país: en algunos sitios vestía de verde y tenía forma de duende, en otros era amarillo y se parecía más bien a un gnomo.
Fue en 1931 cuando el ilustrador de Haddon Sundblom diseñó, bajo el encargo de Coca-cola, un Papá Noel más sencillo: un personaje de aspecto anciano, alegre, con unos kilos de más y sobre todo vestido con los colores de la marca.
Gracias a Coca-cola ahora todos los niños, sean del país que sean, tienen una imagen muy clara de Papá Noel y la navidad se ha acabado asociando con un color: el de la marca, el rojo Coca-cola.
Parece que está claro: una buena estrategia de marketing y moverás el mundo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario