- Se reducirá la superficie publicitaria en los anuncios que jalonan los edificios
- Se prohíbe el reparto de octavillas en la calle
Además de esta práctica se prohíben expresamente los vehículos publicitarios y el reparto de publicidad en la calle.
La filosofía que impulsa esta normativa, uno de los anhelos del alcalde de Madrid que le quedan por cumplir tras cerca de seis años en el Ayuntamiento, es que el ejercicio de la actividad publicitaria no altere el paisaje urbano ni genere contaminación lumínica.
Dice también que toda la iluminación deberá ser descendente para evitar la contaminación del cielo y limita la superficie de los soportes en función de su localización, aunque, según Botella, los anuncios "emblemáticos", como el de Tio Pepe de la Puerta del Sol o el de Schweppes de la Gran Vía "se van a salvar".
Otra excepción serán las cruces verdes de las farmacias y los rótulos de los hoteles, aunque en el primer caso lo que desaparecerá será casi todo el resto de la publicidad de las boticas y en el segundo será necesario un acuerdo previo con el sector.
El texto regula con detalle el tamaño de los anuncios que podrán verse en Madrid, como por ejemplo los rótulos que coronan muchos edificios, que no podrán exceder de 70 metros cuadrados con una opacidad máxima del 20% y cada inmueble sólo podrá tener uno.
En el caso de las paredes medianeras sólo se podrá utilizar el 40% de la superficie y los carteles que tapan las obras y los anuncios en solares tendrán como máximo 240 metros de superficie por cada 100 metros lineales.
Respecto a las lonas con publicidad que algunos edificios exhiben casi continuamente, a partir de ahora no podrán estar más de seis meses, prorrogables a otros seis, y no se repetirán hasta pasados cinco años.
Además, del centro histórico, las colonias históricas y los cascos históricos de los distritos periféricos se catalogan también como Zona de Especial Protección, en los que la publicidad será controlada con más atención.
LAS LONAS PUBLICITARIAS, UN FILÓN DE INGRESOS PARA LAS COMUNIDADES DE VECINOS
- Un anunciante puede pagar hasta 100.000 euros por colocar su producto en una fachada
- Los barrios céntricos de las grandes ciudades, los enclaves con las tarifas más altas
"En los últimos cuatro años las lonas han pasado de ser un soporte complementario a convertirse, en muchas ocasiones, el epicentro de las campañas publicitarias", indica Belén Rodríguez, Directora Comercial de Publimetro, una de las principales empresas del sector. Esta optimista realidad ha sido captada a la perfección por muchos presidentes y administradores de comunidades de vecinos, que no han dudado ni un segundo a la hora de forrar de anuncios sus inmuebles para costear la rehabilitación de su cara exterior.
Éste es sólo un ejemplo de los cerca de 50 que nos podemos encontrar en la ciudad de Madrid. Las tarifas que se pagan por estos disfraces improvisados de las obras dependen de varios factores: la época del año, el tamaño, la visibilidad y en enclave dentro de la ciudad. El agosto de este sector llega con el mes de diciembre, periodo por excelencia de consumismo y de gran tránsito de personas por las calles. Todo lo contrario que en los meses de verano. El hecho de tener un árbol con sus hojas aún intactas delante de la fachada juega en contra de los intereses económicos de los vecinos. A menor visibilidad menor oferta.
"El Barrio de Salamanca, por sus connotaciones de ocio y compra; la Gran Vía, por imagen y turismo; y la Puerta del Sol, por sus características intrínsecas, son las zonas más cotizadas del sector. Estas ubicaciones dan verdadero prestigio a las empresas que colocan ahí sus lonas", afirma Belén Rodríguez, que también deja claro que nunca ha vendido una fachada al mismo precio que otra. Las tarifas son el secreto mejor guardado de este negocio. "En Madrid, yo he cerrado contratos desde 30.000 hasta 100.000 euros mensuales". "Claro que hubo negociación y con regateo incluido hasta que cerramos el trato. Nadie conoce estos honorarios y sólo te puedes orientar preguntado a conocidos", señala Méndez.
2 comentarios:
creo que prohibir los hombre-anuncio es un exceso de corrección política, hay otras cosas que atentan contra la dignidad humana en mayor grado y el gobierno no se preocupa por regularlas…
Ser hombre/mujer-anuncio es menos degradante que ser político. Pero bueno, si en 2008 regulan este tipo de publicidad que es más propia de hace 50 años, vía libre para el guerrilla marketing, aún nos quedan unas décadas hasta que lo prohíban.
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